martes, 1 de abril de 2008

El Encuentro (carta encontrada junto a la Lata de Pandora)

"La Lata de Pandora es vieja como el tiempo...
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Ha visto pasar ante su incorrompible metal civilizaciones enteras, ha escuchado, paciente, su nacimiento y su ocaso y ante si fueron pasando las eras, una detrás de otra.
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De esta manera, este extraño objeto, nacido de las mismas cumbres del Olimpo y regalado por Zeus a Pandora en una época ya olvidada y cuya imprudente curiosidad llenó el mundo de males, pasó de manos de Pandora a las de Epimeteo quién desobedeció a los dioses y recibió duro castigo, de las de éste pasó, tiempo más tarde, a un comerciante fenicio llamado Amilkar que fue asaltado unos años después por un ratero cerca de Tiro que a su vez perdió la lata durante un naufragio en el Mar Mediterráneo...
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...La lata estuvo desaparecida durante mucho, mucho tiempo hasta que fue encontrada.
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Cambiando de manos durante siglos, la Lata de Pandora conoció el mundo entero mientras registraba y aprendía y se hacía más sabia.
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El conocimiento entero de la humanidad ha sido registrado y aprendido por la Lata aunque cuanto más sabia se hacía más aumentaba su inestabilidad emocional y su inagotable e incomprensible sentido del humor, de manera que en la actualidad, en el momento en que recibas la Lata, puede tratarse de un objeto ciertamente incontrolable.
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Un día al atardecer, caminando solo y sin rumbo, un reflejo en la arena llamó mi atención.
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Supe ciertas muchísimas cosas, aprendí la historia y la filosofía, ahondé en los terrenos inexplorados de la física y comprendí ciertas reacciones químicas complejas.
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A cambio, y como contrapartida La Lata de Pandora exigió su parte. Durante años se burló de mi con su cínico y argénteo resplandor y su arbitrario comportamiento, largo tiempo en el que la Lata de Pandora alternaba sesiones de sabiduría ilimitada con espacios de escarnio y burla de manera aleatoria, mientras yo, avanzaba decidido hacia el conocimiento puro a pesar de su sátiro comportamiento...
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Desde aquel día en la arena he sido preso del libre albedrío de la Lata de Pandora, pudiendo disfrutar de las bellezas más increibles aunque también siendo testigo de los males más perversos de la humanidad.
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Ahora ya soy viejo y la edad me arranca mis últimos vestigios de cordura, mis músculos enmohecen y mi memoria me traiciona, se que mi hora anda cerca.
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La Lata me lo ha dicho.
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Es por eso, noble viajero, nuevo Paladín de la Lata de Pandora, que te la entrego hoy aquí, de la misma manera en que la encontré yo, sola, fría e inerte, casi vulgar...
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Semienterrada en la arena ambarina, olvidada en algún rincón inaccesible del mundo, esperando ser encontrada por alguien.
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Ahora tengo que marcharme.
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Galileo Galilei, 17 Abril de 1641"

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